Para mí, el teatro es el arte de representar una invención de uno o
varios autores con palabras y gestos, en un lugar concreto a los que hoy
llamamos escenarios, instalados en una sala con butacas, en unos estudios de
televisión o de cine o en la calle. Es una forma descarada y autorizada de
mentir en público, unas veces en círculos restringidos y otras ante grandes
masas. Así que dejemos hacer teatro es seguir un guión recreando un pasaje
histórico o simplemente una idea. Para ello, y en aras de hacerlo todo creíble,
el actor debe saber engañar y mentir con la palabra y la expresión, y hacerlo
bien. Según su interpretación así valorará el público la calidad de su trabajo.
El teatro, el cine, la televisión y todas las artes escénicas, no son otra cosa
que una ilusión, algo que no existe, pero que nos hacen creer todo lo
contrario, por lo tanto, actuar es fingir, es mentir y es engañar. ¿Quien “se
lleva el gato al agua”? El que mejor lo hace. ¿Quien gana el favor del público?
El que mejor lo representa. ¿Quién es el mejor actor? El que mejor miente y
engaña.
Casi todos mentimos y engañamos alguna vez en nuestra vida. “Que tire la
primera piedra el que esté limpio de culpa”, esta claro que después de una
buena reflexión y un buen examen de conciencia. A veces, algunas de nuestras
mentiras son creídas, mientras que otras no. Y lo peor de todo, es que a veces
nosotros nos creemos nuestras propias mentiras. Es el riesgo de no vivir con la
suficiente inteligencia para saber lo que es verdad y lo que no lo es. Las
personas conocidas como “inteligentes”, hemos forjado un mundo en que vivir con
la verdad es materialmente imposible.
Somos muchos en el planeta los que hemos caído, caemos y caeremos en
mentiras ajenas, engendradas por visionarios de “algo” (políticos y
religiosos), con el coste de vidas humanas como resultado. Vidas que abandonan
este mundo engañadas por una “verdad” que no es tal. Estas mentiras siempre
nacen para satisfacer a una ambición, cuya satisfacción esta en que uno, o
unos, tengan el control de sus semejantes, de las conciencias de estos y de sus
haciendas, instalándolos a un nivel muy inferior y privándoles de una libertad
real, exigiéndoles una obediencia ciega a sus pretensiones y disposiciones, por
descabelladas que estas sean.
En el caso de religiones, además se les exige a los acólitos una fe
ciega sobre lo que no han visto, ni verán nunca. Se les exige oraciones
extrañas, sufrimientos innecesarios y abstinencias absurdas, que siempre van
contra natura. Siempre hablan en nombre de alguien, y para hacerlo todo más
creíble, engañan al pueblo utilizando artes escénicas, acordes con los tiempos
vigentes, en los teatros, en las pantallas, en los templos y en las calles.
Cualquier acto, público o privado, laico, religioso o político o no,
exige siempre un protocolo, que no es otra cosa que una representación teatral.
Esto está pasando desde los albores de la humanidad hasta nuestro tiempo. Creo
que lo llevamos en nuestros genes, y que unos lo viven con más fuerza que
otros. Cuanto más inteligente son las personas, sin importar el sexo ni la
condición, más calidad exigen de una representación para que sea creíble. Si
esto no es posible nunca creerán lo que están viendo. Esta es la cualidad que
debe dominar todo buen actor de teatro. Debe conseguir que su público, todo su
público, se implique con la historia que está representando. Estoy hablando de
lo que llamamos teatro, que es la cuna de toda representación escénica. Pero en
el gran teatro del mundo pasa lo mismo. se miente, se engaña, se sigue un guión
o se improvisa, pero sino se hace de una forma correcta todo es en vano. En la
historia ha habido grandes “interpretes” que han movido masas pero, en algún
momento de la “obra” han perdido los papeles y la gente se ha dado cuenta del
engaño,siempre ha habido
excepciones, pocas o muchas.
No me cabe la menor duda de que todo es teatro, donde hay malos y buenos
autores, malos y buenos artistas, malos y buenos técnicos, y malos y buenos
directores. Todo es teatro. Una representación que dura miles de años y no se
sabe cuando finalizará.
El ultimo blog del 2012
Muy bien construida tu entrada de hoy, se pone de manifiesto tu amor por las representaciones teatrales sea cual sea el espacio en que se den.
ResponderEliminarPero nuestros políticos en este momento no necesitan hacer teatro para que hagamos lo que ellos quieren, el rodillo de la mayoría absoluta le da patente de corso para hacer lo que quieran sin fingir y a la Iglesia le pasa tres cuartos de lo mismo.
Procuremos no hacer teatro las personas normales porque nos debemos mostrar tal como somos, guste o no guste a los demás.
En unos dias se levantara el telon, del 2013.
ResponderEliminarFeliz Ano