Hoy me viene a la memoria el porque los madrileños somos tan propicios en llamar un momento determinadoa una persona el calificativo de "gilipollas" insulto que se ha extendido por toda la península y puesto a investigar en los archivos de Crónicas de Madrid he sabido De donde viene el calificativo de “gilipollas”
En
principio hablaremos de una calle. No sólo nos fijaremos en su ubicación, sino en la repercusión que tuvo la composición de las palabras que la
componen. Nos referimos a la calle de Gil Imón que hace travesera entre el
Paseo Imperial y la Ronda de Segovia. Gil Imón de la Mota fue fiscal del
Consejo de la Hacienda en tiempos de Felipe III.
Por
aquel entonces eran muy habituales los bailes a los que acudía la alta
sociedad, en concreto las mozas casaderas en busca de un joven apuesto que las
desposara.
A las
muchachas de entonces se las conocía como “pollas”, apelativo que recoge el
Diccionario de la RAE.
Don Gil
tenía tres hijas en edad de merecer. Las chicas no eran muy agraciadas que se
diga y además tampoco destacaban por ser resueltas, más bien todo lo contrario,
siendo incluso algo tontuelas. Pero el regidor las llevaba a todos los actos
públicos a los que acudía. Tanto, que se hizo famosa la pregunta: “¿Ha llegado
ya D. Gil?” A lo que se respondía: “Sí, ha llegado con sus pollas”. También al
verlo decían “Allá va Don Gil con sus pollas”
Las
jóvenes esperaban que algún día algún apuesto caballero se les acercara, pero
eso nunca ocurría. La insistencia de esta costumbre dio lugar a la asociación
mental de D. Gil y sus pollas con el significado de tonto. Y así surgió esta
palabra “gilipollas”. Por eso
podemos decir que tiene su origen en el Madrid más castizo y que desde aquí se
exportó hasta llegar a incluirse en la DRAE.
Anterior
a esta exposición, también dice la leyenda que la palabra “gilipollas” ya se usaba en la época medieval, pues “GILI” significaba tonto y “ POLLA” a pene, pues este calificativo se le
atribuía al hombre que solo engendraba mujeres (pues por aquel entonces la
mujer estaba muy devaluada) luego “gilipollas” era el nombre que se le daba a un pene
que no sabia engendrar
varones. Pero un grupo se psicólogos, estudio cual era el comportamiento de estas personas y llegaron a las siguientes conclusiones.
Síntomas de un gilipollas
§ Egolatría. El gilipollas clásico se conoce demasiado a sí mismo, y no conoce ni es capaz de
concebir otra cosa; se adora y se besa y está encantado de haberse conocido. Es
una persona redundante, que es dos veces él o incluso más.
§ Extensión. El gilipollas habla más que nadie de todo sabe
y en algunas ocasiones el invento ha sido suyo.
§ Acompañamiento. En el caso del sujeto, suele estar rodeado por una cohorte
de lame culos con la boca
abierta. Como los niños pequeños, los gilipollas no se sostienen solos,
necesitan verse rodeados por bufones, lo cuales, en determinadas
circunstancias, pueden llegar a lamer algo más que su trasero.
§ Contraste. El gilipollas clásico padece una enorme
desintonía entre lo que se cree que es y lo que es realmente.
§ Delirio. El gilipollas suele urdir un sistema delirante
proyectivo de tipo paranoico al estilo del delirio de grandezas o la mentira
patológica o mitomanía. Es
invulnerable al sentido crítico y carece del sentido del ridículo.
§ Falta de generosidad. El gilipollas clásico
es irreducible a las conductas generosas y solidarias, salvo cuando se trata de
lame culos que lo alaban, para darles más cuerda.
Es curioso a mi no se me ocurrido nunca pensar cual es el origen y el porque de los calificativos que a veces damos a las personas.
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