Lamentable incidente
Los veranos que pasaba en
La Adrada, me evitaba tener que ir durante todo el verano al colegio: primero
tener que ir a las nueve a oír misa, y luego hasta los doce a estudios.
En
el periodo escolar, en segundo y tercero gane los Certámenes Catequísticos del
colegio y en 1957 el certamen provincial de los colegios Salesianos, en el
resto de las asignaturas fui normalito estaba entre los diez primeros, en algunas
ocasiones estuve en cuadro de honor, en el que estaban los cinco, primeros.
Lo que mejor que se me daba en el colegio era la caligrafía,
el dibujo, la historia y las matemáticas.
En segundo a mediados de curso tuve un incidente en la clase
de lectura, todos leíamos una parte de un determinado libro, en ese momento
estábamos leyendo la vida de San Juan Bosco, fundador de la congregación
Salesiana.
D. José María que era
el profesor nos iba nombrado para continuar la lectura donde lo dejaba el
anterior compañero, en un momento de clase fui nombrado y empecé a leer, no
precisamente donde lo había dejado el compañero que me precedía sino en otro punto del libro, el profesor se
acercó a mí por la espalda y agarrándome del pelo me dio un fuerte tirón,
haciéndome daño, por lo que me asuste y di un grito muy fuerte, mis compañeros se empezaron a
reír al tiempo que el profesor decía que tenía que estar más atento, me eche
manos a la cabeza y tenía sangre, me sentí maltratado y humillado, por lo que cogí en tintero que
tenía en el pupitre, y se lo tire estrellándose en el encerado, el profesor se
fue hacia mí y me pego un bofetón diciéndome que no volviera por el colegio
hasta que no hablasen mis padres con el Sr. Consejero D. Santiago .
Me fui para casa y llegué media hora antes de lo que era
habitual, mi madre se extrañó preguntándome qué había pasado, por lo que la conté
con todo detalle lo que había sucedido,
como era costumbre en mi madre me escuchó sin ninguna interrupción, y sólo al
final me preguntó mirándome fijamente a los ojos:
- ¿Es verdad tal y como me lo has contado?
- Si
mama, la conteste
- Bueno después de comer iremos al
colegio.
Dio la causalidad que ese día mi padre no iba a comer casa
por lo que no había impedimento alguno de ir al colegio esa misma tarde.
Las clases empezaban a las tres, y nosotros llegamos al colegio como un cuarto
de hora antes. Mi madre se entrevistó con D. Santiago, y en la conversación yo
no estuve presente, pasado un tiempo D. Santiago solicitó la presencia D. José
María, después yo me incorpore a la reunión, recuerdo perfectamente que en
ningún momento me sentí nervioso mi madre me daba mucha seguridad.
D.
Santiago me pregunto:
- ¿Crees que es correcto tirar un tintero al profesor por haberte
llamado la atención?
- Yo conteste que no, pero tampoco era correcto que me tirase de los pelos.
Al parecer la versión que
había contado. D. José María, no tenía nada que ver con la que verdaderamente
había ocurrido y yo le había contado a mi madre.
Llegando a decir el
profesor que si tenía más veracidad lo que decía un niño de once años, que lo
que decía el maestro.
Mi madre le contestó de
inmediato, uno de los conceptos principales de mi familia, es que la verdad sea
uno de los valores más importantes, la mentira y la manipulación, merecen
nuestro desprecio, en la familia nos esforzamos todo lo que sea necesario para
que nuestro hijo reciba una educación adecuada y ni su padre ni yo autorizamos
a nadie para que maltraten a nuestros hijos, los castigos físicos para nosotros
no son válidos.
Pasado un tiempo mi madre me contó lo que había hablado con
el consejero y el profesor. Para mi madre era muy importante la comunicación
familiar aunque a veces hubiera un pequeño grado de crueldad, cuando en alguna
ocasión se enfadaba, mi padre decía
aquello de; ¡que viene mamá! Y nos
echamos a temblar.
Continuará 05/09/20
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