26 septiembre 2020

RETAZOS DE UNA BIOGRAFIA (18)


CAPITULO III

Nuevos horizontes 
En mayo de 1960 con mis recién cumplidos los dieciséis empecé por primera vez a trabajar en una pequeña fábrica que hacia platos magnéticos, Electromecánica Gransa S.L Iba solo por las tardes de 15 a 21 horas los lunes miércoles y viernes y los sábados de 8 a 14 horas ya que por las mañanas iba a las clases F.P. y los martes y jueves iba a la academia. , el maestro de taller era el Sr,Torija conocía a mi padre por la empresa Vivomir S.A, que era la que les suministraba el material eléctrico, en seguida me hice sitio en la sección de bobinados y control de calidad, me pagaban la hora a 12 Pts. Y a la semana me sacaba 288 pts. Para mí todo un suéldazo.

 El 3 de julio 1960  víspera  del cumpleaños de mi hermana jugando un partido futbol amistoso contra los seminaristas de Béjar tuve la mala suerte de romperme mi primer brazo, fue una lesión importante, esto cambio los planes que tenía para un futuro deportivo, no valore si bueno o malo, simplemente que mis proyectos se podían ver truncados, podía perder el puesto de trabajo y no poder asistir a la convocatoria que había hecho el club Atlético de Madrid, en el mes de marzo para probar jóvenes valores en la categoría de cadetes, yo hice las pruebas y obtuve plaza para incorporarme al club a finales de agosto.

El accidente que tuve descompuso a mi padre y más todavía cuando se supo la gravedad de la lesión, fue fractura de cubito y radio, codo y desplazamiento de la cabeza del Humero, la lesión se consideró de pronostico tenía que estar escayolado unos dos meses y la   rehabilitación no sería menor de 30 días, me dieron el alta el dos de octubre. Hoy en día con los medios de que dispone la medicina deportiva no serían más de 30 días
             

                                                 continuará 03-10-2020

19 septiembre 2020

RETAZOS DE UNA BIOGRAFÍA (17)

                                    
                                        Un adios inesperado


En algún momento insinué a Martina el vernos los fines de semana, pero ella me dijo que esto no será posible, pues en su casa había mucha rigidez y su padre no lo consentiría, yo tenía que conformarme con esa media hora de los martes y los jueves, entendía que erramos muy jóvenes, aunque a veces nos retrasábamos ligeramente de ese grupo de acompañamiento y nuestras miradas se cruzaban con una sonrisa suave de complicidad, para mí todo esto era nuevo, cuando esto sucedía un escalofrió recorría todo mi cuerpo.

Unos días antes de las vacaciones de verano, Martina me comunico que quería hablar conmigo, esa misma tarde cuando salimos de clase, me dijo que no podríamos seguir viéndonos, fue la única vez que pude estar a solas con ella, me quede tan sorprendido como el día que me dio la nota, no sabía qué  hacer, esperaba  que en otro momento me lo explicara, eso nunca sucedió, a la semana siguiente no la volví a ver por la academia, después llego el verano, les pregunte a  sus compañeras y amigas más íntimas, recurrí a mi amiga Loli, pensé que ella me diría algo, pues aunque éramos como el perro y el gato nos queríamos como hermanos nos habíamos criado juntos pues,  también era muy amiga de Martina, y por ella  me entere que a la vuelta de las vacaciones había cambiado el día de ir a clase, nadie me dio razón de la actitud de Martina, y yo durante algún tiempo roce la desesperación, era la `primera vez que sentí algo muy fuerte por una persona que no era nada mío, pues se iba sin un adiós.

 Había entrado muy fuerte en mis sentimientos, en mi espontánea desesperación en ese momento le pedí a Dios que me dejara tenerla siempre en mi pensamiento, diciendo todas las noches al acostarme “hasta mañana”, la nota que me dio la doble y la metí en la cartera.
Siempre me ha acompañado el recuerdo de un ayer.

                                                                Continuará 26-sep 2020












12 septiembre 2020

RETAZOS DE UNA BIOGRAFIA (16)

                                        Despertad a la vida

En 1959 me apunte a una academia que estaba cerca de casa iba dos días a la semana, martes y jueves para apoyar las asignaturas de física y química las cuales se me atravesaban. El director era D. Francisco Bonilla que había sido instructor de mecánicos de vuelo en la base militar de Cuatro Vientos. Para mí fue muy importante el complemento académico que recibía y se notaba mi progresión en los exámenes parciales del curso.

Por aquella época conocí a Martina una jovencita de mí misma edad que estaba haciendo taquigrafía mecanografía, ella iba también los mismos días que yo causándome mí un impacto especial, un día me llego una nota de ella que decía:

 
A quien que mucho quiero

Eso para mí fue algo desconocido, siendo este el motivo de que cuando terminamos la clase la acompañase hasta cerca de su casa, así estuvimos varios meses, nuca tuvimos ocasión de estar solos sabía que yo iba a los salesianos hacia teatro, jugaba al futbol, Martina salía los fines de semana con sus amigas, en ese grupo estaba una vecina mía Mª Loli que era la en algunas ocasiones me facilitaba información.

En algún momento insinué a Martina el vernos los fines de semana, pero ella me dijo que esto no será posible, pues en su casa había mucha rigidez y su padre no lo consentiría, yo tenía que conformarme con esa media hora de los martes y los jueves, entendía que erramos muy jóvenes, aunque a veces nos retrasábamos ligeramente de ese grupo de acompañamiento y nuestras miradas se cruzaban con una sonrisa suave de complicidad, para mí todo esto era nuevo, cuando esto sucedía un escalofrió recorría todo mi cuerpo.

                                                                        Continuará 19 sep 2020