Algo para recordar
En el verano de 1963
me saque el carnet de conducir, mi padre antes de irme a Barcelona en alguna
ocasión me daba clases al mediodía con la furgoneta de la empresa donde
trabajaba la verdad que la enseñanza no era su fuerte se ponía nervioso él y
terminaba poniendo nervioso a todo aquel que estaba a su lado, no tenía
paciencia, por eso cuando me dieron las vacaciones busqué una auto-escuela, Gestoría Toledo estaba en la calle Sagasta,
di seis clases de prácticas, dos días antes del examen fui a recoger la documentación
para poder presentarme al evento con tan
mala suerte que en el metro me robaron la cartera, fue en el trayecto de Bilbao
a Sol en la línea 1, sin el D.N.I no podía presentarme al examen. Y el carnet
en aquella época tardaba en ser renovado como mínimo dos meses, la
documentación de la auto escuela era lo de menos porque me extendían un
duplicado.
Cuando conté el percance en mi casa me llamaron de todo
menos bonito, mi padre le conto mi percance a un compañero suyo que era policía
armada que estaba en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, En 72
horas apareció la cartera y la documentación.
En junio de 1964 termine “Maestría Industrial” y también
obtuve el título de preparador físico para actividades deportivas.
Mi padre seguía sin entender nada, por fin se enteró de que
yo patinaba y que por el deporte me fui a estudiar a Barcelona, la verdad es
que esto que yo hice no llevaba ninguna connotación de demostrar nada, y
tampoco les ocasionaba ningún gasto, únicamente que me apetecía conocer otros
ambientes, a mi vuelta a casa mi padre era otro note que me respetaba y que se
sentía orgulloso, yo casi me vuelvo hacer del Real Madrid, eso sí que le
hubiera dado alegría.
Pienso que mi madre debió de hacer una labor de “toma pan y moja” siempre la madre ata y desata lo que
más conviene.
Decía la señora Aurora; “los nudos no se desatan tirando pero si es oportuno apriétalo fuerte para que no se escape”
Continuara 07 de noviembre 2020