07 noviembre 2020

RETAZOS DE UNA BIOGRAFIA 24

 

Capítulo IV

Amparito y yo retomamos nuestro compromiso en los dos años que estuve en Barcelona nos escribimos unas 80 cartas prácticamente todas las semanas en ellas nos decíamos que estábamos deseando vernos pero cuando yo venía a Madrid únicamente ella repetía que cuando se iba a terminar el estar separados. Las peticiones reiterativas siempre me han agobiado mucho, y me provocaba dar siempre la misma respuesta “No sé”.      

                Ese mismo año me matricule en la escuela de Peritos Industriales en la rama de electrónica, volví a mi antiguo trabajo de Gransa, ayudar a la economía de la casa era necesario, ahora con  veinte años y mi primer título “Maestro Industrial” empecé a tener los primeros enemigos laborales en esta ocasión y por primera vez la bolita cayo en el maestro de taller de mecánicos el Sr. Moro, ya le caía mal cuando empecé con dieciséis años, ahora con más edad y experiencia  las indirectas eran más directas, pobre de mí, nunca se dio cuenta que lo único que a mí me interesaba era sacarme unas pesetas para ayudar a mis padres y costearme mis gastos, ahora unas veces iba por las mañanas y otras por las tardes, dependía de los horarios de clase, D. Manuel San Salvador Beascochea que era el gerente, se interesó mucho por lo que hacía y me hizo un encargo para la empresa, el estudio y diseño de una bomba para hacer el vacío a las bobinas de automóviles, estuve yendo a los laboratorios de Iberia pues él era piloto y jefe de mecánicos de vuelo, estuve allí durante un> meses y el proyecto salió adelante, el auto-clave y la bomba inyectora de barniz se construyó en Alemania, su costo fue de 275.000  pts, y yo recibí como compensación a mi estudio y trabajo el 15 % de esto no sé si se llegaría a enterar el Sr. Moro, pero ahí quedaba eso para la posteridad. 

                                                                                                Continuara 14 Noviembre 2020

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