Nuevas inquietudes
El primer año en peritos no fue nada bueno, las evaluaciones
no tenían buenas perspectivas, no me hacía con el control del curso, puede ser
que no tenía un ritmo adecuado, desconocía el sistema, pero creo que también
influía que el centro carecía de buenos equipos, la escuela del trabajo en
Barcelona estaba mejor dotada, me encontraba muy incómodo en junio me quedaron
3 asignaturas la física y la tecnología de los circuitos y dibujo esquemático
en las prácticas de laboratorio. Ese mismo verano recurrí a la academia de D.
Francisco le plantee la situación, el
poco me podía ayudar, lo que si me dijo que porque no solicitaba el ingreso en
la Escuela de Comunicaciones del Ejercito del Aire, para ingresar tenía dos
opciones o tener el bachillerato superior o haber superado el primer curso de
una escuela técnica tenía un pequeño
hándicap (“en mi caso perito
electrónico”),tenía que aprobar con nota las tres asignaturas pendientes y
presentar la solicitud antes del 30 de septiembre, don Francisco me puso en
contacto con un compañero suyo Ricardo Balmaya, y el mes de julio y agosto estuve enclaustrado para sacar
adelante lo que tenía pendiente.
Fue una experiencia muy interesante, la concentración y la
constancia dieron sus buenos resultados, mi aptitud y un pequeño-gran empujoncito
de los profesores del momento hizo que mi solicitud fuera admitida, el examen
de ingreso fue a mediados del mes de octubre de 1965 y obtuve nota más que
suficiente, para incorporarme al Ejercito del Aire. Firme un contrato con el
ejército por cuatro años.
En enero jure bandera, en la Escuela de Transmisiones de Cuatro Vientos, asistieron mis padres mi hermana y “Yoli”, esta no parecía muy contenta, por ella rondaba el fantasma de que los militares no se acomodan en ninguna parte, mi residencia quedo fijada en la escuela durante los primer año, solo tenía permiso los fines de semana, salía al toque de paseo del sábado y tenía que volver a la escuela antes del toque de silencio del domingo, obtenía permisos cuando tenía que presentarme a los exámenes dela Escuela de Peritos.
La ruptura con “Yoli” vino cuando en junio de 1966 estuve durante cuatro meses de prácticas, las tuve que hacer en los Pirineos en Cataluña, los dos sentimos mucho la separación pero ella tenía un concepto distinto de la convivencia en el noviazgo, yo estaba haciendo lo que más quería.
La ruptura no fue dolorosa, ni para ella ni para mi, es de las veces
que se analiza la situación con detalle y los dos estuvimos de acuerdo en que
no podría funcionar. Mi madre sintió mucho esta decisión, nunca me dijo nada,
pero entendía que yo estaba formándome y veía claro lo que quería.
Amparo se casó en 1968 con Julio Ortega un amigo común de
patinaje, dos años después de casarse se marcharon Francia él trabajaba a la
casa Renault, hasta 1975 no volví a saber ellos hasta que nos encontramos en
Pamplona, yo participaba en el <campeonato de España de fondo en
carretera>.
Los estudios en la Escuela de transmisiones iban muy bien, obtenida buenas notas tanto en la Escuela Transmisiones como en peritos.
Continuará 28 de noviembre 2020
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