A rey muerto rey puesto
De Teresa me enamore nada más verla era una chica tímida cuatro años más joven que yo, durante
dos fines de semana nos estuvimos viendo ya que ella era antigua alumna del
colegio de las Jesuitinas, ella y un grupo de alumnas vinieron a los salesianos para gravar unas
filminas relacionadas con la Navidad, en seguida congeniamos y el ultimo día la
acompañe hasta un lugar próximo a su
casa, me dijo que a primeros de año iba a ingresar en el noviciado de las
Jesuitinas en Segovia, yo me lo tome sin créemelo del todo y desde ese momento
empezó mi acoso premeditado no dejaba tiempo para pensar fue un ataque sin
cuartel, la conté algunos pasajes de mi vida, y como quería que fuese mi
futuro, ella me dijo que trabajaba en
las oficinas del Centro Técnico de
Intendencia del ejército, también su
padre trabajaba allí, tenía una hermana, Julia, que era monja Jesuitina, y un
hermano, Jaime, que era joyero. Mi constancia y mi insistencia hizo que se
olvidase del noviciado, después de lo de Martina me prometí a mí mismo que lo
que se quería había que lucharlo hasta conseguir lo deseado.
Acababa el curso de alumno en septiembre se darían los
destinos y esto suponía posibles cambios, o tendría que desenvolverme en la
vida civil, teniendo que buscar un trabajo, y aparcar los estudios hasta que
hubiese una ocasión más propicia.
En los exámenes de finales de segundo de carrera, en una conversación que mantuve con mi profesor de matemáticas Sr, Burgos, este me habló de que tenía la oportunidad de presentarme a unas oposiciones de profesor no numerario para la escuela de maestría Industrial de Embajadores, y poder terminar la carrera de perito y la tesis de fin de carrera, al mismo tiempo que tenía un puesto de trabajo pues estando dentro de institución de escuelas técnicas las exigencias eran menores y más con las puntuaciones tan fabulosas que había obtenido en segundo y tercero, al parecer esta era una salida, en mi casa plantee la situación, aunque muy poco me podían decir mis padres en base a lo que yo les contaba, mi madre puso una sonrisa que decía más que mil palabras, en ese momento me acordé del sr, Torija el maestro de taller de Gransa, decía “la peor gestión es la no se hace”, y me lance al espacio.
Al llevar dos años en el ejército solicite licenciarme aunque
firme una permanencia por cuatro años, el ejército fue una experiencia más en
mi vida enseñándome nuevos valores, como era la obediencia y la disciplina.
Mi padre una vez más decía que era culo de mal asiento, mis entradas y salidas de los sitios le ponían malo, decía, -si estas a gusto con lo que tienes porque tienes que cambiar, sabía que no tenía argumentos convincentes para imponer su criterio, El caso era que según iban sucediendo los acontecimientos se le llenaba la boca de decir lo bien que le marchaban las cosas su hijo.
Las oposición las saque y en un plazo de dos meses me incorpore a mi nuevo puesto de trabajo, la enseñanza y el taller de reparaciones que monte con Gregorio un compañero me aportaba unos ingresos interesantes, en la escuela cobraba 4.800 pts,/mes, el profesor titular del curso por cubrir su plaza me daba 2.500 pts, ya que su sueldo era 8.200 pts, y el taller de reparaciones de electrodomésticos un mes con otro sacábamos unas 2500 pts, diremos que salía mensualmente entre 10.000, y 11.000 pts, que en 1967 era un buen sueldo, con vacaciones en Navidad, Semana Santa y Verano, bueno tenía tiempo para todo, el número de horas electivas en la escuela de F.P eran de 26 horas semanales, de lunes a Jueves por la mañana (20 h) y martes y viernes, curso nocturno (6 h.).
continuará 05 diciembre 2020
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