Como brisa del sur
llegaste un día
para refrescar mi
vida con tu suave vaivén
y de forma oculta
acariciar mi rostro
y quizás un beso
robarte también.
Sin imaginarlo
siquiera,
mi corazón
aletargado, agitado sonreía
y abrió, de
par en par, sus puertas
para que entrara
esa brisa que del sur venía.
Suave brisa aquella
que sentía,
bendita las
caricias que ella me traía.
Que traviesa era
también
pues en mi cara y
mi piel jugar quería
¿Pero donde estarás
ahora que la brisa no siento?
¿donde están tus besos,
que ella me traía?
¿donde están tus caricias
que del sur también venían?
No quiero ser
cristal que se rompa
No quiero ser barro
para que moldeen a
su antojo,
mi corazón.
Quiero ser árbol
frondoso
que te cobije del cálido sol.
quiero ser pájaro
que vuele sin parar.
Quiero ir en busca
de la brisa
aquella misma brisa
que una vez
abrió mi corazón de
par en par.
¿Oh! suave brisa
del sur donde estás?
La poesía no se hace porque si. La poesía siempre tiene destinatario, dichosa la persona que en este caso va dirigida.
ResponderEliminarQue profundidad hay en tus publicaciones son muy buenas, si alguien intentara conocerte a través ellas, se perdería en sus turbulencias, das la impresión de que puedes reír y llorar al mismo tiempo y no hay motivo para ambas cosas puedan suceder.
ResponderEliminarNo intentes sujetar las cosas, abre la mano, la imaginación debe ser libre y esta pueda volar como los pájaros.
Desde la Rioja
Menos mal que hay alguien que ha descubierto, aunque sea por la brisa, que "el Sur también existe".
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